En mi experiencia como coach, he sido testigo de muchas historias en las que las personas han sacrificado su vida personal por darle prioridad al trabajo. Algunas de ellas lo han hecho de manera consciente y otras se dieron cuenta cuando, desafortunadamente, ya era demasiado tarde.
El amor y el trabajo no siempre se llevan bien. No estoy hablando únicamente del amor romántico, me refiero también al amor en sus diferentes expresiones: amor a mí mismo, a mis sueños, a la familia, amigos, sociedad, etcétera. Parecen ser dos eternos contrincantes que luchan hasta que uno termina con el otro o bien, ambos logran sobrevivir pero no te permiten vivir plenamente.
No se trata de elegir uno de los dos, sino de lograr un equilibrio que nos permita realizarnos como seres integrales.
¿Qué significado le das a tu trabajo? ¿De qué manera tu trabajo te define como persona? ¿Para qué o para quién trabajas? ¿Qué ganancias, más allá del dinero, estás obteniendo con tu trabajo? ¿Cuál es el costo beneficio? ¿Si tuvieras cubiertas tus necesidades económicas, a qué le dedicarías tu tiempo para sentirte realizado?
¿Por qué no encuentro el equilibrio?
1. El trabajo compensa insatisfacciones personales
Muchas veces encontramos en el trabajo una válvula de escape a situaciones que nos desagradan en otros aspectos de nuestra vida y que tememos confrontar.
Por ejemplo un ambiente familiar hostil; desconfianza para conocer nuevas personas o para iniciar una relación sentimental; miedo a tomar decisiones o realizar cambios.
2. Falta de visión a largo plazo
Cuántas veces no cedemos ante la rutina y las necesidades inmediatas, sin tener consciencia de lo que estamos construyendo para nuestro futuro. La incompetencia para discernir entre lo urgente y lo importante puede afectar de manera irreversible nuestra vida, al perder de vista todos los aspectos que nos integran como individuos y no brindarles la atención necesaria a cada uno.
Visualiza: ¿Cómo será tu vida en unos años si continúas actuando así? ¿Quiénes estarán contigo?
3. Sentirte valioso sólo a partir del éxito laboral
Es posible que las personas que están altamente identificadas con su rol profesional y laboral, concentren en éste la mayor parte de su tiempo y energía, sin darse cuenta de que se están perdiendo a ellos mismos al no fomentar otros ámbitos valiosos de su vida: familiar, espiritual, amoroso, social, económico, intelectual, profesional, etcétera.
No es de extrañarse que cuando alguien así pierde el trabajo, siente que se le acaba el mundo y no encuentra un sentido para vivir.
4. Vivir en tu futuro por la insatisfacción en tu presente
“Cuando logre que me asciendan; cuando demuestre que pude sacar adelante ese reto; cuando consiga el aumento de sueldo, cuando reconozcan mis logros”
Son sólo algunos ejemplos de las razones que una persona tiene para no enfocarse en otra cosa más que en su trabajo.
Lo que son no es suficientemente bueno para ellos y necesitan más. ¿Qué tiene que pasar para que te sientas satisfecho? ¿De qué te estás perdiendo hoy?
“Cada hombre es lo que ama”
San Agustín
Reflexión
Te invito a realizar un ejercicio que te ayudará a explorar el tema:
Imagina que has llegado a los 70 años.
¿Cómo te ves? ¿Con quién estás? ¿Cuáles fueron tus experiencias más satisfactorias y las más dolorosas? ¿Qué aprendiste de éstas?
Escribe una carta en la que el remitente eres tú mismo a los 70 años y el destinatario eres tú en el momento actual.
¿Qué mensajes te darías? ¿Qué te aconsejarías? ¿Qué aprendizajes le transmitirías a tu yo actual?
¿De qué te diste cuenta?